Mujercita.

Ayer estaba yo todo lo que es enrabiada con el mundo y porque sí más encima, porque me carga andar de buenas acá en el trabajo cuando tengo la otra mitad de mi vida reptando detrás mío y no conmigo, porque eso es terriblemente de odioso.
El asunto es que llego a la oficina y veo una flamante rosa roja saliendo de una de mis cajitas para guardar cosas y un pedazo de torta encima de mi escritorio cuando eran las diez de la mañana. Yo dije, conozco a todos mis admiradores y sólo uno es lo suficientemente caballero como para dejar una rosa sin saber que odio las flores, pero no es tan freak para dejarme un pedazo de torta y hoy no es mi cumpleaños, de qué carajo me perdí?. Y un compañero dice que es el día de la secretaria.
Mi otra mitad de vida ya no reptaba sino que colgaba de mí y se me vino el mundo con todo lo que son los continentes, los océanos (que se dieron vuelta sobre mí) y la flora y la fauna y todo eso, encima de mi ínfima espalda. Lo de siempre: llegué en horario de gerencia y obvio que me iban a retar si más encima había ido el jefe del gabinete a dejarnos más fuckin flores. Y ya habían celebrado todo y adivinen qué: me lo perdí :D Y se llevaron mis flores con invitación a almorzar al Círculo Español. A mí no me importó, porque me regalaron chocolates y Gonzalors me trajo otros a mí no más. No sé, porque no me importa mucho porque yo no me siento nada de secretaria. Si tengo hasta asistente (H). Bueno el caso es que mi asistente fue a buscar mis flores y me trajo la invitación y nos fuimos al famoso Círculo del mal. Allá me pusieron una chapa con mi nombre, y el viejo súper fresco antes que le dijera que yo me la podía poner sola tenía muy agarrado el betrel de mi polera. Adentro ya fue lo divertido, o sea mi asistente (24) y yo (20) en medio de puras señoras (no todas señoras pero por respeto) de treinta y tantos para arriba hasta sesenta y todos. Todo lo que querían eran minos. Hasta que salieron, pero yo sigo muerta de la risa, y entretenida. Y aquí están las evidencias.