Impossible is nothing.
Una mujer entra al metro con un niño en brazos, arremete sin mirar a nadie cerca de los asientos y un púber se lo cede, mientras el niño está en los brazos mirando la oscuridad del túnel y el tren se detiene en Unión Latinoamericana, se emociona y gesticula con dificultad pa-pa, pa-pa en tanto señala a un guardia subcontratado de metro. La mujer me mira y se pone seria. Como me hace ese gesto de a ti no te importa, tú no sabes por qué, me permití pasarme rollos, imaginarme que esa mujer de apariencia sencilla, no muy arreglada, antes que empezara el Transantiago, en un día caluroso como el de hoy se metió en el metro a eso de las 15.40 y se arrepintió hasta los dedos de los pies, y en su desesperación por el calor y su paso de león enjaulado, se cruzó un, con ese calor, atractivo hombre de chaqueta amarilla y ella con la sangre hirviendo no pensó mucho y se acercó sin hablar, sencillamente evidenciando que las condiciones no dieron para resistir más y que tampoco estaba dispuesta a perder el tiempo pensando en eso. Él, que estaba derritiéndose dentro del amarillo reflectante de la chaqueta, conocía muchos lugares de la estación, había tenido que ayudar a muchas personas y dejarlas en esos lugares reposando mientras se reincorporaban. Así que se acercó y dijo:
- ¿Se siente bien? ^^’
- (con la mirada fija en la de él) No, realmente no muy bien…
- ¿Podría desmayarse por favor? ^^
- Desmayarme y varias cosas…
- Sería conveniente que tomara su cabeza como afligida…
- Sería conveniente que no hablaras tanto ¬¬
Y se desploma.
Unos tres derretidos de chaqueta reflectante se abalanzan sobre la mujer, y le retiran algo de ropa. El hombre en cuestión sólo la observa, y nota cómo la mujer se humedece los labios casi imperceptiblemente para los otros, pero él la vio.
Y la mujer abrió los ojos, y cuando miró estaba en un cuarto con poca luz que provenía de otra habitación, y sentado junto a ella el susodicho.
- No es lo políticamente conveniente, pero sólo espero que se vayan. Están haciendo los papeleos de su ‘incidente’.
- No me importa.
Ese ‘no me importa’ iba junto con un salto que la instaló en los brazos reflectantes del subcontratado, y una vez allí tomó su cabeza con furia, sí, furia y lo besó y tiraron frente a la gente que estaba en la oficina contigua, y ella gimió, gozó y nació el niño nueve meses después, que por una cosa de instinto se acordó de su papá en el metro.
Y eso de cuándo piensas en tu amante, creo que es cuando se están lavando los dientes en la mañana, en ese glorioso momento en que el cepillo se junta con la pasta y los dientes y saltan chispas de frescura (eso por la fricción y el jaleo que hay en la boca, un cachondeo del mal) y se miran al espejo y por alguna razón que no he encontrado aún, sucede que se miran y se acuerdan.
Y el impossible is nothing, es porque vi la frase colgando del cuello de un señor que era ciego. Vaya paradoja. Y yo pensé cómo duerme una persona ciega…
(…)
Yo no sé qué haría porque de verdad en el mirar hay una cosa que no sé describir. Se despiertan los otros sentidos. Cómo es no saber cómo son las cosas. Qué forma tienen los sabores.
Creo que esto puede ser producto del calors.
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