Mujercita.


Lucky

Querido Chupanibre, no quiero olvidar que hoy soñé con Roberto, no me importa la fecha, me importa que hoy soñé con Roberto y fue bueno. 
Me acuerdo poco porque fue en la mañana, pero parecía un ángel. Nunca lo he visto con el atuendo de mi sueño, era bastante gay aunque de los con plata, pero se quitaba como diez años de encima. Podía ver su pelo de súper cerca, porque no me acuerdo cómo pero en cierto momento estaba montada encima de él (lamentablemente con ropa) y le robé muchos besos. Y nos reíamos y me miraba harto y silencioso se reía otra vez, pero no me importaba preguntarle por qué, sentía que lo sabía. 
Era exquisita la sensación. 
Le dije también que de jóven era muy guácala y que ahora era delicioso. 
No creo que a todo el mundo le pase, pero a mí me hace sentir un bienestar tranquilizador ver gente bonita y es lo que me provoca Roberto, con su abundante pelo, sus ojos enormes y su nariz perfecta.

Después como que se iba todo al carajo, muy novedoso, y andaba con una hueca espantosa nada parecida a la señora Downey y me rompió el pinche corazón.

La cosa es que al final, como en un código muy estúpido y secreto que no contaré porque me avergüenza me di cuenta que porque era mi sueño y soy una insegura egocéntrica me decía de donde sea que este ahora mismo, que murió de amor por mí.

Hace dos horas terminó esta semana y espero que este sueño sea un augurio. 
No les recomiendo soñar con incendios o tsunamis.  

ur two thousand twelve in review.

Facebook no sabe, no tiene idea. 
Esa pobre recopilación de eventos, todos megalómanos y frívolos, en fotografías no alcanza a ser el uno por ciento de mi dos mil doce en resumen. Porque tenía fe en este año, lo había anhelado más que ninguno (excepto el dos mil diez, del alma mía) como el que anhela el amor y estoy saliendo de él decepcionada, ansiando que termine como el desamor.
Hasta hace un par de años tenía la cábala de celebrar los años nuevos como si fuera el último, como se celebran esas cosas que a uno lo marcan; reventado, a todo trapo, excesivo, inolvidable. Era la única manera de prolongar la buena fortuna para el siguiente año. El cómo la pasaba ese día, era el resumen de cómo sería el resto del año. Y se instauró cuáticamente eso en mi vida, porque los últimos años la he pasado encerrada haciendo ñoñeces y el resultado se ha reflejado en algo como esto.

Me cambiaron de ese fétido lugar en el que trabajaba, afortunadamente. La podredumbre se siente incluso del ascensor, así que aunque sufrí por mi amiga más que nada, somaticé y me pesqué una amigdalitis purulenta en todo lo que es el dos de enero, fue lo mejor que me pudo pasar. El lugar al que me movieron no era mejor, pero lo disimulaban bastante bien. O como es la costumbre, confié más de lo necesario y ya sabemos cómo termina eso. Siempre he pensado que no importa en lo que trabaje, siempre daré lo mejor de mí, en lo duro, en lo qué importa. Aunque en este lugar, en esta ciudad, en esta larga y angosta faja de tierra con forma y nombre de ají eso es insignificante. El mejor no es el responsable, no es el que felicitan por hacer un buen trabajo, no es el que da algo extra a cambio de nada, el mejor es el que se somete, el  que obedece sin chistar, el que tiene una gran boca para hacer varios trabajos con ella. 
Ya divagué así que nada, lo hice y me fue pésimo. Me saqué la cresta muchos meses, viví esos mismos, en un rincón con mis audifonos y mi inconformidad, mi asco y asombro por la ignorancia, desinterés y manipulación de la gente con la que estaba, de la institución en la que estaba. Mi excelencia sólo se vio reflejada en muchas felicitaciones y más y más trabajo. No me queje. Sólo de las náuseas que me provocaba eso, y la sangre que puse en cada discusión, aporte y salida de madre. Me alivia tener testigos de eso, porque hasta a mí se me olvida. Un día llegaron felicitaciones de la autoridad y entonces me la creí. 
Conocí a un tipo que solía obnubilarme con su presencia, en este lugar, así que tuve que dejar de mirarlo. Parecerse a Roberto es contraproducente para mí. Te perdono la mitad de las cosas por eso, hijo de puta, agradece la existencia de Roberto. 
No así como quisiera, pero conocí, escuché y gocé a Hugh Laurie y eso era un imposible en mi cabeza, no en esta vida. Gracias por ese exquisito momento.*
A principios de año un amigo sujeto me contó un lío amoroso de su meneater polola. Es importante sólo porque a este sujeto lo consideré mi único amigo por varios años. Un tipo al que quería incondicionalmente y sin razón. Meses después de contarme esa historia me invitó varias veces a salir, pero había otra intención detrás de eso. Una intención de mierda, que terminó con todo. Perder a gente que quieres así, duele, como si se murieran duele. Hace un par de semanas ya no somos, ya no existimos. Yo soy feliz y él va a ser papá. E incluso antes de decir adiós ya no me importaba. A esta altura si no aprendía, entonces no soy lo que dicen que soy. 
Viví la maestrísima obra de Sir Christopher Nolan, The Dark Knight Rises. 26 de Julio de 2012. ¿Habían esperado algo con tanta desesperación que se transforme un hito en su vida? ¿No? Pues de eso hablo. La he visto veinticinco veces hasta la fecha y todavía me conmueve la escena cuando sale del pozo, y todos los presos se alegran de su logro. Que eso pase en un hoyo lleno de gente indeseada y no aquí me sigue metiendo ruido, mucho-mucho ruido. Genio. Que tu dios salve al maestro. Infinitas gracias por este indescriptible momento*
En mayo fui a un workshop de Makeup y sentí debajo de la piel que estaba en mi lugar. Y luego, en Agosto empecé a estudiar. Esto me valió casi todo hasta el día de hoy. Desde las convicciones hasta la incertidumbre en la que me encuentro. Pero es mi sueño hecho realidad y todo te lo debo a ti.* Cada examen fue una aventura, como la mayoría de las clases. El amor tiene tantas formas, la pasión debe estar en cada cosa.
Tuve la presencia irrenunciable de mi pulmón derecho, de mi brazo derecho y mis costillas doscientos cuarenta y tres días, creo (no soy buena en eso) y si los recuerdo, no cabe mi gratitud en este post por el esfuerzo detrás de cada uno de ellos, sobretodos los desde hace unos meses.*
Sobreviví un supuesto fin de mundo, sobreviví a una mierda de sistema, sobreviví a la gente, sobreviví a mí. 

No facebook. Ese dos mil doce del que hablas, ese no existió. Yo es que me quejo de llena.

Se me helaron los pies, están morados.
Como morada tengo el alma, asfixiada de decepción.


La Feña ♥