Mujercita.


Bitácora de un aumento anunciado

- No es para ponerme más nerviosa, pero necesito comer algo antes de entrar por primera vez en mis veinte años, mis dos de trabajadora y uno y un par de meses con poder adquisitivo y responsabilidades reales, a enfrentarme al que se supone mi autoridad, el big boss.

- Y mientras me zampó el unomásuno anoto en mi libretita las cosas que tengo que decir porque sé que las olvidaré todas en cuanto atraviese el umbral que lo separa del perraje. Y oro a Atenea que tenga piedad de mí y me muestre elocuente y fluida, madura y completamente segura de lo que voy hacer, porque sino Mauricio en cuanto cierre la puerta detrás de la estela de mi pelo ardido se reirá y dirá ‘WTF’ y aunque sé que es lo que haré yo con toda seguridad sin importar la consecuencia de esta cita, no tengo interés en averiguar qué se siente que lo diga el pez gordo.

||A dieciocho minutos de la hora agendada (los jefes siempre pueden extenderse en reuniones con la subsecretaria de educación ¬¬) del gran evento||


- Ya estamos pasados en dieciocho minutos de la hora agendada del magno evento ¿lo ven? ¬¬

- Una hora después de lo agendado aparece asfixiado y me pide un segundo (para respirar y apretar a alguien en alguna oficina) Hace ademanes de tener muy presente nuestra conversación, que ahora que la menciono me cago de miedo. Ya no queda nada, es cosa de segundos para que me llame la Ninón o él directamente.

- Siento la ramificación de los nervios por mi estómago, que comienzan en el bajo vientre xD, y amenazan acercarse al colon para comenzar a inflarlo.

- El mejor estímulo para entrar ahí decidida y sin titubeos sería pelear con alguien, quedar como candela y aprovecharme de la locura de mis hormonas de estos días y decir lo que he venido a deciros.

- Pfft!!! Lo ha pospuesto hasta mi valiosa hora de almuerzo. ¬¬ Entre una y una y media.
La ventaja es que no habrá nadie husmeando, la desventaja es que no habrá nadie husmeando. Según esos planes… entonces tengo una hora y quince minutos o menos para el momento glorioso. Náah, es mucho. Tengo hambre. Mandaré a pagar la jugosa suma de fifty four millons a una empresa que se aprecia verdaderamente pudiente, y me compraré algo. La presión y el constante encendido y apagado de mi calefactor me tienen ansiosa.

-Ocho privilegios y un shane nuss. Jo, es probable que esto demore menos. Quedan diez minutos para la primera hora.

- Mierda! Llegó la hora!!! Me estoy orinando…

(...)

- Quince minutos después de la última hora. No fue tan terrible, ah. Siempre exagerando porque así siempre tengo la razón, pero no quiero tener la razón ahora porque me siento tranquila. La previa fue terrible. Comencé de inmediato después de una fulminante ida al baño (ni modo que me hiciera ¬¬) en la que repetía mecánicamente las frases, mientras se teñían de un dulce rosado mis mejillas. Leí, ‘quiero saber qué piensas de mí, que te parece mi desempeño…’ lo miré y salió lo que salió. Fui una niña allí dentro, porque en momentos mientras hablaba logré abstraerme de tal manera que en ocasiones creía estar mirándonos desde la ventana, y lo que vi fue a una niña. Desesperada por no querer ser grande y diciéndoselo a un grande.
Después de esto nada, esperar los procesos. Creo que hay Fernanda para rato en este Ministerio. Disfrutaré más de mi dulcita juventud, sin enrucarme para intentar formar parte de la mole de vejetes disque maduros, viviré más mi vida y, por supuesto, iré a médico… antes que me pudra por dentro xD.

1 Respuestas to “Bitácora de un aumento anunciado”

  1. # Anonymous Anónimo

    se te notaba algo nerviosa y/o ansiosa hoy... y era por eso supongo. Bueno, espero que hayas tenido buenas señales (las buenas noticias siempre se demoran en estos casos).
    De todos modos no deja de ser un poco extraño ver a alguien que se sienta feliz o al menos tranquila de saber que seguira un tiempo mas en el Mineduc, cuando pareciera que todo el mundo quiere arrancar...  

Publicar un comentario

La Feña ♥