Mmh.
Cansada, fastidiada, con tedio, originado por disgustos o molestias, o por no contar con algo que me distraiga y divierta.
Aburrida. Aburrida de mi pega. De esas gueás que me dan rabia, que sé que me molestan y ni siquiera insinúo sino que absorbo y me las consumo en un pito que hiede a frustración. Aburrida de juntar un montón de hojas de mierda donde ‘marcar’ todos los días, pero que cada tres meses junto y tengo que rellenar con números y rúbricas.
Aburrida de la obligación de leer el diario a la fuerza, a la espera de una prueba de actualidad sorpresa, aburrida de hacer esa ruta innecesaria de pasar por el preu, mirar a la ventana de la sala de profesores y verlo ahí mirando.
Aburrida de las clases de Redacción General (que paradójicamente son las más ‘entretenidas’).
Aburrida de echar de menos a Mauro. Aburrida de tratar de explicar lo inexplicable a personas que no quieren escuchar explicaciones, aburrida de los jotes (más bien harta de ellos, de uno en particular). Aburrida de no saber querer, aburrida de inventar miles de maneras para verlo, para oírlo, para tenerlo cerca un minuto, para oler la fragancia de su pecho, que sería tranquilidad. Aburrida de extrañarlo y necesitarlo (pero es inevitable).
Aburrida de no tener tiempo para escribir.
Aburrida que nadie valore nada. Odio justificarme, porque me siento capaz, pero claramente estudiar y trabajar implica doble exigencia de ambas cosas, pero qué chucha importa, por qué tiene que importarle eso a mis profes o a mi jefe, lo que importa es que cumpla aunque me cague en la puta madre, que le cumpla a todos, que esté y que rinda, pero… ahí me surge esa duda existencial, ¿voy a resistirlo?
Aburrida del Transantiago, del metro lleno, hediondo y caliente. Lleno de caras, de cuerpos, de manos, de vidas aceleradas. Aburrida de esos pendejos de mierda que aprovechan cualquier oportunidad para salir a delinquir, y de la legislación que los deja impune. Estoy aburrida de ver que dentro de ese saco caen muchos, y que eso es el futuro de este país. Estoy aburrida de eso. Estoy aburrida de vivir aquí.
Estoy aburrida de mis dolores de espalda. Aburrida que mi celu no tenga plata, aburrida
Aburrida de sentirme así. Vacía. No sé cuándo pasó, que ya no me llenó nada, ni mis hermosas letras.
Estoy aburrida de la rutina, muy aburrida.
Por eso hoy iré a carretear con mis compañeros, a guevear para olvidarme que estoy aburrida. Siempre tuve el deseo de carretear un jueves santo, y estaba aburrida de no hacerlo nunca.
Estoy viviendo y estoy aburrida de eso. Estoy respirando, y el ejercicio automático me aburre, la inercia de las cosas que antes me hablaban y ahora no, sólo se quedan inmóviles observando. Me aburren.
Necesito hacer una locura que me devuelva la vida. Eso me hace falta. Pero las locuras solitarias son aburridas, yo necesito a ese loco, y esa quizá sea la locura que me salve.
Cansada, fastidiada, con tedio, originado por disgustos o molestias, o por no contar con algo que me distraiga y divierta.
Aburrida. Aburrida de mi pega. De esas gueás que me dan rabia, que sé que me molestan y ni siquiera insinúo sino que absorbo y me las consumo en un pito que hiede a frustración. Aburrida de juntar un montón de hojas de mierda donde ‘marcar’ todos los días, pero que cada tres meses junto y tengo que rellenar con números y rúbricas.
Aburrida de la obligación de leer el diario a la fuerza, a la espera de una prueba de actualidad sorpresa, aburrida de hacer esa ruta innecesaria de pasar por el preu, mirar a la ventana de la sala de profesores y verlo ahí mirando.
Aburrida de las clases de Redacción General (que paradójicamente son las más ‘entretenidas’).
Aburrida de echar de menos a Mauro. Aburrida de tratar de explicar lo inexplicable a personas que no quieren escuchar explicaciones, aburrida de los jotes (más bien harta de ellos, de uno en particular). Aburrida de no saber querer, aburrida de inventar miles de maneras para verlo, para oírlo, para tenerlo cerca un minuto, para oler la fragancia de su pecho, que sería tranquilidad. Aburrida de extrañarlo y necesitarlo (pero es inevitable).
Aburrida de no tener tiempo para escribir.
Aburrida que nadie valore nada. Odio justificarme, porque me siento capaz, pero claramente estudiar y trabajar implica doble exigencia de ambas cosas, pero qué chucha importa, por qué tiene que importarle eso a mis profes o a mi jefe, lo que importa es que cumpla aunque me cague en la puta madre, que le cumpla a todos, que esté y que rinda, pero… ahí me surge esa duda existencial, ¿voy a resistirlo?
Aburrida del Transantiago, del metro lleno, hediondo y caliente. Lleno de caras, de cuerpos, de manos, de vidas aceleradas. Aburrida de esos pendejos de mierda que aprovechan cualquier oportunidad para salir a delinquir, y de la legislación que los deja impune. Estoy aburrida de ver que dentro de ese saco caen muchos, y que eso es el futuro de este país. Estoy aburrida de eso. Estoy aburrida de vivir aquí.
Estoy aburrida de mis dolores de espalda. Aburrida que mi celu no tenga plata, aburrida
Aburrida de sentirme así. Vacía. No sé cuándo pasó, que ya no me llenó nada, ni mis hermosas letras.
Estoy aburrida de la rutina, muy aburrida.
Por eso hoy iré a carretear con mis compañeros, a guevear para olvidarme que estoy aburrida. Siempre tuve el deseo de carretear un jueves santo, y estaba aburrida de no hacerlo nunca.
Estoy viviendo y estoy aburrida de eso. Estoy respirando, y el ejercicio automático me aburre, la inercia de las cosas que antes me hablaban y ahora no, sólo se quedan inmóviles observando. Me aburren.
Necesito hacer una locura que me devuelva la vida. Eso me hace falta. Pero las locuras solitarias son aburridas, yo necesito a ese loco, y esa quizá sea la locura que me salve.
0 Respuestas to “Estoy Aburrida”