El pintoresco y encantador Obsequio de Mauro
2 Comments Publicado by LaFeña el lunes, 26 de marzo de 2007 a las 17:28.

Creo que del viernes me quedó un recuerdo muy rico. Un sabor especial de ese día, y no fue precisamente el pastel de mil hojas guinda.
Es increíble como con el tiempo la relación con Mauro se fue convirtiendo progresivamente en una cosa como de hermandad, en un cariño lindo y es algo que me encanta. El viernes nos juntamos a hablar de la vida y las tonteras, a la salida de la estación de metro Bellas Artes, y mientras yo hablaba desesperadamente con un amigo por teléfono, esperaba buscándolo por todas las calles aledañas, jurando que me dejaría esperando y que comenzaría esta vez a odiarlo endógenamente. Y cuando corté y comencé a resignarme apoyada en el enclenque tronco de un arbolito, hace su aparición con una frenada de bici que todos se dieron vuelta a mirar. Hola, perdona, perdóname, perdóname. Imposible no hacerlo, si se notaba que iba rajado por las calles de Santiago esquivando semáforos y todo cuanto pudiera detenerlo para llegar a la hora.
Súbase. Y créanme que si no hubiera sido él, no lo hago, pero no puedo dejar de decir que cuando lo insinuó (de subirme a sus dos ruedas y sin motor) me sorprendí.
La llevo. Y fuimos a un café súper lindo que estaba a la vueltecita del metro, y que me encantó porque lo encontré pintoresco, y aunque Mauro me preguntó mil veces por qué pintoresco, yo le decía todo el rato, pintoresco, pintoresco, porque es pintoresco, pintoresco porque sí.
Es increíble como con el tiempo la relación con Mauro se fue convirtiendo progresivamente en una cosa como de hermandad, en un cariño lindo y es algo que me encanta. El viernes nos juntamos a hablar de la vida y las tonteras, a la salida de la estación de metro Bellas Artes, y mientras yo hablaba desesperadamente con un amigo por teléfono, esperaba buscándolo por todas las calles aledañas, jurando que me dejaría esperando y que comenzaría esta vez a odiarlo endógenamente. Y cuando corté y comencé a resignarme apoyada en el enclenque tronco de un arbolito, hace su aparición con una frenada de bici que todos se dieron vuelta a mirar. Hola, perdona, perdóname, perdóname. Imposible no hacerlo, si se notaba que iba rajado por las calles de Santiago esquivando semáforos y todo cuanto pudiera detenerlo para llegar a la hora.
Súbase. Y créanme que si no hubiera sido él, no lo hago, pero no puedo dejar de decir que cuando lo insinuó (de subirme a sus dos ruedas y sin motor) me sorprendí.
La llevo. Y fuimos a un café súper lindo que estaba a la vueltecita del metro, y que me encantó porque lo encontré pintoresco, y aunque Mauro me preguntó mil veces por qué pintoresco, yo le decía todo el rato, pintoresco, pintoresco, porque es pintoresco, pintoresco porque sí.
Y claro, según la RAE pintoresco es 1. adj. Se dice de los paisajes, escenas, tipos, costumbres y de cuanto puede presentar una imagen peculiar y con cualidades plásticas (y a eso me refería yo) 2. adj. Se dice del lenguaje, estilo, etc., con que se pintan viva y animadamente las cosas. 3. adj. Estrafalario, chocante.
Pero es que era muy pintoresco, estaba así lo mejor al aire libre, con unas mesitas súper pintorescas, con unas sillitas y unas cosas parecidas a los quitasol súper pintorescas, en una calle súper pintoresca donde el suelo era súper pintoresco, así como cuando pasan los caballos y les suenan lindas las patitas en el suelo, así súper pintorescas. Como media colonial la cosa, no sé. Es que lo pintorístico de las cosas yo lo asocio a algo medio colonial, no sé por qué, como de idiosincrasia, así como la Plaza de Armas que la encuentro súper hiper, terriblemente pintoresca.
El caso es que me encantó porque hasta música le lleva, dijo. Y estaban tocando ya no me acuerdo qué clase de instrumento que lo hacía aún más pintoresco. Y mientras él se secaba sus gotitas de sudor, de la cara, de los brazos, del cuello y todo, hasta quedar medio deshidratado de tanto hacerlo yo le contaba a grandes rasgos algunas cosas, de la U, de la pega. Hasta que pedimos y yo le conté de una tontera que había hecho y él con su característico rostro de reprobación me dijo, hablemos de la U, me cargó tu tema. Y yo lo encontré súper machista, por no dejarme terminar y por etiquetarme sin saber bien el asunto. Hablamos de la U, hablamos de los extraños sucesos acaecidos últimamente en MINEDUC, de la entrevista de Plaza y de lo rubia que me pongo cada vez que Gonzalo (Donoso, no sea desubicado…) me pregunta algo que no sea de pega. Me bloqueo, quedo en blanco y es atroz.
Pero es que era muy pintoresco, estaba así lo mejor al aire libre, con unas mesitas súper pintorescas, con unas sillitas y unas cosas parecidas a los quitasol súper pintorescas, en una calle súper pintoresca donde el suelo era súper pintoresco, así como cuando pasan los caballos y les suenan lindas las patitas en el suelo, así súper pintorescas. Como media colonial la cosa, no sé. Es que lo pintorístico de las cosas yo lo asocio a algo medio colonial, no sé por qué, como de idiosincrasia, así como la Plaza de Armas que la encuentro súper hiper, terriblemente pintoresca.
El caso es que me encantó porque hasta música le lleva, dijo. Y estaban tocando ya no me acuerdo qué clase de instrumento que lo hacía aún más pintoresco. Y mientras él se secaba sus gotitas de sudor, de la cara, de los brazos, del cuello y todo, hasta quedar medio deshidratado de tanto hacerlo yo le contaba a grandes rasgos algunas cosas, de la U, de la pega. Hasta que pedimos y yo le conté de una tontera que había hecho y él con su característico rostro de reprobación me dijo, hablemos de la U, me cargó tu tema. Y yo lo encontré súper machista, por no dejarme terminar y por etiquetarme sin saber bien el asunto. Hablamos de la U, hablamos de los extraños sucesos acaecidos últimamente en MINEDUC, de la entrevista de Plaza y de lo rubia que me pongo cada vez que Gonzalo (Donoso, no sea desubicado…) me pregunta algo que no sea de pega. Me bloqueo, quedo en blanco y es atroz.
De su vida de Periodista con Diplomado en Género cesante, y de sus proyectos comunicacionales que me gustaron harto, de sus carretes culinarios, porque Mauro lo que más hace y mejor sabe hacer por cierto, es comer. Come todo el tiempo, piensa en comer siempre, y siempre está comiendo. Pero ya no está tan abultado en el Ecuador, lo que le agradezco a la bici. Hablamos y hablamos, pero yo siempre atravesada con la tontera y comenzando a hallarle razón.
Me tuvo que ayudar a terminar la mil hojas guinda porque no podía sola. Y llevarme casi de la mano al baño, el colmo, dijo con esa cosa que le da, asumiendo que debo ser una de sus cabras chicas regalona. Porque él me hace sentir pendeja con su suerte de madurez infinitamente inalcanzable. Y me encanta sentirme así con él, porque me gusta tener un hermano así.
Me tuvo que ayudar a terminar la mil hojas guinda porque no podía sola. Y llevarme casi de la mano al baño, el colmo, dijo con esa cosa que le da, asumiendo que debo ser una de sus cabras chicas regalona. Porque él me hace sentir pendeja con su suerte de madurez infinitamente inalcanzable. Y me encanta sentirme así con él, porque me gusta tener un hermano así.
El caso es que me monté nuevamente en su bici y comenzó a pedalear por Santiago City. Y yo fascinada, es que imagínense lo qué es andar en bici de noche por Plaza Italia, el Forestal, y luego por todo el Bandejón central de Providencia hasta llegar a esa Fuente de Agua como con luces de disco que hay cerca del metro Salvador. Nos pusimos frente a ella, haciéndola de mirones y creyéndonos el agua que llegaba hasta arriiiiiiiba y luego se dejaba caer suicida. Nos daba vértigo, y teníamos la cara pasá a cloro, pero era mejor que tenerla pasada a pishíes y nos subimos nuevamente a la mountain bike estilo pistera. Y hablábamos y hablábamos, Mauro, Mauro, dónde estamos.
Eso es once de Septiembre, eso que está allá es Providencia, eso de allá es el Hospital Militar, esa es la Torre Santa María y esto por donde vamos a pasar es lo que se llama World Trade Center, o Sanjatan.
(¿?) Bueno, no eran rascacielos, pero eran preciosos. Y así por muchas calles, sintiéndome una cabra chica que no sabe nada. Entonces le halle absoluta razón en que cambiáramos el tema en el café, porque a esa altura de la noche, a mi también me había cargado. Pasamos por su departamento y, me dejó en las puertas de Tobalaba.
Este es mi regalo ya que no tengo plata. Pero fue el mejor, me encantó. No creí nunca que un paseo en bici me hiciera tan bien, y es que fue lindo, lindo.
Cuando se despidió dijo, no haga más tonteras. Y no las haré, porque no valen la pena y porque creo que me enamoré. (No de Mauro, pero gracias a él lo terminé de entender).
(¿?) Bueno, no eran rascacielos, pero eran preciosos. Y así por muchas calles, sintiéndome una cabra chica que no sabe nada. Entonces le halle absoluta razón en que cambiáramos el tema en el café, porque a esa altura de la noche, a mi también me había cargado. Pasamos por su departamento y, me dejó en las puertas de Tobalaba.
Este es mi regalo ya que no tengo plata. Pero fue el mejor, me encantó. No creí nunca que un paseo en bici me hiciera tan bien, y es que fue lindo, lindo.
Cuando se despidió dijo, no haga más tonteras. Y no las haré, porque no valen la pena y porque creo que me enamoré. (No de Mauro, pero gracias a él lo terminé de entender).
Me encanta comer, conversar, andar en bicicleta y me encanta leer-te.
Uuuuu ayer te quería comentarte en esta cuestión por ser, porque me sentí ultra identificada con lo que escribiste, claro que mi paseo intrépido en biclicleta anduvo bastante más accidentado, y fue de día, cagados de calor con Cristóbal después de la visita al Andrés... puta oh te tengo que contar-te millones de cuestiones, pasaron hartas cosas, algunas cosas que pensaba/sentía como que cambiaron y no sé po... jajajaja también te iba a hacer una escenita de celos igual a la que me hiciste tú esa vez, que te creí, decimos vamos al cine y no vamos ná y después andai de paseo como si tal cosa con un negro, más encima de noche, y una aquí toa sola... pero entiendo el sentimiento también, no tengo tiempo ni pa tener vida ahora último, así que esto es la universidá....
Vale, mi hermano está acá y quiere usar el comp y me está echando así que después me acuerdo de lo que quería contarte y vengo y te cuento...
te quiero!