Mujercita.


Así vino.

Lo cierto es que cuando lo conocí y me miró con descaro me limité a pensar en que era otro más de esos que me mira con ganas de querer hablarme yo no sé por qué si en verdad mi mejor rostro de amigos dice vete al diablo, supongo que atrajo mi atención sólo porque al pasar fue imposible no evidenciar sus pasos y su sonrisa perseverante. Harta rabia me dio que llegarán, sí llegaran, porque eran varios. Eran tres. Y yo no sé cómo, un día él fue a buscar unas impresiones a la impresora, sí a la cien, diez, ciento ocho, veinte, veintiocho, y se quedó ahí erguido, alto, indiferente compaginando sus hojas. Y yo por el otro lado contemplando el ancho, grosor y todas esas medidas de su perfecta espalda. Ay, no, qué lindo, de dónde salió esto. Salió de ahí pues. Ay, no, de ahí. De ese ahí que queda de junto, casi inmediatamente al lado mío. Y eso bastó para comenzar a fantasear con él.
Claro que pensé que tenía treinta seis, que estaba casado y que debía ser hermoso debajo de esa camisa y corbata. Claro que pensé que jamás se fijaría en mí porque yo soy como de esas niñas que él no se fija porque se fijan mucho en ellos, pero a la vez no se fijan nada. Claro que pensé en que cuando se sonríe bastaría con ponerle un poco de gloss en esos labios para que luciera like a príncipe encantador, y claro que pensé en que era inalcanzable y por eso era mi príncipe azul, porque una nunca tiene a su príncipe azul.
Qué hombre en verdad, qué sujeto.
Claro que pensé como si tuviera quince, y claro que no hice nada de lo mucho que pensé porque nadie quiere estropear los mínimos, limitados y breves acercamientos con su posible príncipe encantador.
Qué fuerte.
Entonces, un día yo soñé con mi cita ideal con él, histérica, alucinada ilustré: un helado. Que nos tomamos un helado, y conversamos y no sé, nos tomamos un helado. Y me dice que me quiere y me pide pololeo porque en verdad lo nuestro es estar juntos, y el helado es de chocolate o al menos tiene algo de chocolate.
Confieso que cuando vi su espalda, yo vi más que eso; me pone ansiosa tener sueños con extraños.

Etiquetas: , , ,

0 Respuestas to “Así vino.”

Publicar un comentario

La Feña ♥