Estos gueones me tienen la cabeza hecha bolsa.
Por eso yo buscaba una relación seria, por eso yo necesitaba imperiosamente a alguien que me quisiera de verdad, que no fuera casado, ni tuviera compromisos, que no fuera padre, que fuera libre como yo, sin responsabilidades que te atan las manos, así simple, como yo. Algo normal. Poder estar tomados de la mano, caminar por la calle, mirarnos, darnos un beso, abrazarnos sin problemas en cualquier lugar del puto planeta. Aquí o en la quebrá del ají, sin tener que darle explicaciones a nadie de por qué hice o no algo. Sin tener que temer ser descubiertos por alguien. Alguien que se dedicara ciento por ciento a mí (bueno, eso mientras estuviéramos compartiendo nuestros metros cuadrados, porque me gusta estar moviéndome sin estorbos en el mío cuando estoy sola), alguien que me hiciera sentir oficialmente y con todas las de la ley, una mujer amada. Sentir de nuevo lo que cuando tenía diecisiete. Que después de eso quedó como lo de hoy… aunque sí, llevó tiempo transformarse en esto.
Alguien que no se pareciera mucho a mí, pero que le gustara bailar, jugar videojuegos y la informática (me siento tan sola cuando me pongo hablar de IP’s, FTP, y Macintosh), alguien que me protegiera, me hiciera sentir segura. Alguien que cuando me mirara me hablara. Alguien que le gusten las mujeres, claro. Alguien que le guste yo.
Pero no. En su defecto, lo que hay son jotes y jotes. Sí, informáticos, lindos, interesados, pero casadísimos. Estoy cansada de esto, y también de ellos; de esa mente loser que tienen, de su idea de sex symbols al peo. No niego que para mí un gallo que cache de informática, domine el tema y hable como erudito, demuestre algo del IQ que le han proporcionado los años, me derrite, es un sex appeal voraz con mi débil ojo romántico pero certero con mi ojo pasional (ese es el izquierdo, ese que dice que donde se pone, pone la bala, porque el derecho está a una catarata de ver nada), pero joder, esa evidencia, eso de ser predecibles me agobia. Y ya no quiero eso. Ay, por un par de besos bien dados (por la falta de ellos en sus casas), por un rato de juego con peligro de corte-cabeza, por un desarme de rutina esporádico, por un alimentar mi ego sintiéndome deseada eternamente (sí, infinitamente, porque la caducidad la otorga el imperceptible momento en el que se cede, y se sueltan los chitecos) no vale la pena sentirme así de expuesta como me siento!!!
Quiero un príncipe verde. Verde y fabuloso como Shrek.
Interesados tratar con Ary. Pero ¡identifíquense! Esas cuestiones anónimas son tan pendejas, y yo necesito un hombre de verdad. Como Shrek, pero de verdad.
Y aún no me he planteado la remotísima posibilidad con el farmacéutico. Es que me da la impresión de que son gallos frustrados, como que no les dio pa medicina.
La frustración es una patología que me frustra.
(Solsticio de junio. El día más corto y la noche más larga. Me voy temprano a mi casa, porque quiero dormir, y hay mucho paco rodeando el perímetro de la Moneda hasta nuestra puerta principal. Empieza el crudo invierno del Ecuador pa bajo y de allí mismo pa rriba el fabuloso y minúsculo verano. ¡Condenaos patas sobre la tierra! Marc estará con más calor hoy. Aunque en España ya son las 23.30)
Por eso yo buscaba una relación seria, por eso yo necesitaba imperiosamente a alguien que me quisiera de verdad, que no fuera casado, ni tuviera compromisos, que no fuera padre, que fuera libre como yo, sin responsabilidades que te atan las manos, así simple, como yo. Algo normal. Poder estar tomados de la mano, caminar por la calle, mirarnos, darnos un beso, abrazarnos sin problemas en cualquier lugar del puto planeta. Aquí o en la quebrá del ají, sin tener que darle explicaciones a nadie de por qué hice o no algo. Sin tener que temer ser descubiertos por alguien. Alguien que se dedicara ciento por ciento a mí (bueno, eso mientras estuviéramos compartiendo nuestros metros cuadrados, porque me gusta estar moviéndome sin estorbos en el mío cuando estoy sola), alguien que me hiciera sentir oficialmente y con todas las de la ley, una mujer amada. Sentir de nuevo lo que cuando tenía diecisiete. Que después de eso quedó como lo de hoy… aunque sí, llevó tiempo transformarse en esto.
Alguien que no se pareciera mucho a mí, pero que le gustara bailar, jugar videojuegos y la informática (me siento tan sola cuando me pongo hablar de IP’s, FTP, y Macintosh), alguien que me protegiera, me hiciera sentir segura. Alguien que cuando me mirara me hablara. Alguien que le gusten las mujeres, claro. Alguien que le guste yo.
Pero no. En su defecto, lo que hay son jotes y jotes. Sí, informáticos, lindos, interesados, pero casadísimos. Estoy cansada de esto, y también de ellos; de esa mente loser que tienen, de su idea de sex symbols al peo. No niego que para mí un gallo que cache de informática, domine el tema y hable como erudito, demuestre algo del IQ que le han proporcionado los años, me derrite, es un sex appeal voraz con mi débil ojo romántico pero certero con mi ojo pasional (ese es el izquierdo, ese que dice que donde se pone, pone la bala, porque el derecho está a una catarata de ver nada), pero joder, esa evidencia, eso de ser predecibles me agobia. Y ya no quiero eso. Ay, por un par de besos bien dados (por la falta de ellos en sus casas), por un rato de juego con peligro de corte-cabeza, por un desarme de rutina esporádico, por un alimentar mi ego sintiéndome deseada eternamente (sí, infinitamente, porque la caducidad la otorga el imperceptible momento en el que se cede, y se sueltan los chitecos) no vale la pena sentirme así de expuesta como me siento!!!
Quiero un príncipe verde. Verde y fabuloso como Shrek.
Interesados tratar con Ary. Pero ¡identifíquense! Esas cuestiones anónimas son tan pendejas, y yo necesito un hombre de verdad. Como Shrek, pero de verdad.
Y aún no me he planteado la remotísima posibilidad con el farmacéutico. Es que me da la impresión de que son gallos frustrados, como que no les dio pa medicina.
La frustración es una patología que me frustra.
(Solsticio de junio. El día más corto y la noche más larga. Me voy temprano a mi casa, porque quiero dormir, y hay mucho paco rodeando el perímetro de la Moneda hasta nuestra puerta principal. Empieza el crudo invierno del Ecuador pa bajo y de allí mismo pa rriba el fabuloso y minúsculo verano. ¡Condenaos patas sobre la tierra! Marc estará con más calor hoy. Aunque en España ya son las 23.30)
Fe de Erratas
Más bien, un alcance, al final se habla que en España son las veintitrés treinta y en efecto esa hora es, pero en mi post sale que publiqué a las quince no sé cuánto y es que tengo media chingá esa gueá de hora, son las diecisiete treinta en Chile.
Ya lo resolveré.
Ary
Obvio que eres tú, para que te sientas más que aludida.
Ya leeré con más calma esta entrada, parece prometedora.
Saludos.