Mujercita.


Causalidad Aleatoria

Jajajajaja. No sé por qué me río si en realidad no quiero reírme. Debe ser por los nervios. Créanme que ando súper poco productiva para escribir, aunque quiero hacerlo, cuando tengo un poco de tiempo, se me muere la inspiración. Y ahora lo tengo y estaba creando el post ese de esa cosa tan bonita que publiqué abajo que me encantó, cuando nació la verdadera razón para escribir.

Esta cosa me había dejado de importar porque hacía un mes que no tenía que vivirlo nuevamente. Hasta hoy.
Las farmacias me dan miedo. Cuando el otro día me estaba retorciendo de dolor (y a causa de eso todo el mundo tuvo que soportar mi caracho de perro) tuve que ir a gastarme las últimas tres lucas que me quedaban en la tarjeta del banco en ese gel anestésico, que me devuelve el habla, al apetito y el gusto por la vida un poco (es que así se pueden dar besos po =P)… Pero no fui a la farmacia de siempre, a esa que me da cosa ir, que está en la esquina de Teatinos, que es como el negocio de la esquina de la casa, pero es la salvadora de mi trabajo. No, fui a una donde a Guillermo le hacen descuentos porque sus remedios son muy caros, son de esos remedios locos que lo dejan así medio dopado. Para llegar hay que caminar un poco más, pero es menos concurrida por lo menos. Ahí vi a una de las mujeres más bonitas y misteriosas de mi vida (no piensen mal, creo que es muy de mujer apreciar la belleza de otra) pero para mí fue bastante terrible porque esa niña se obstinó en hacerme verla (ella me atendió), yo en-mí-mismada con mi dolor de los mil demonios, leyendo las recomendaciones de la boleta, esperando que Guillermo comprara, hasta que lo consiguió. Desde ese día me da cosa volver, pero sé que inexorablemente lo voy hacer. Insisto, no piensen mal, pero, los misterios tienen que descubrirse. Eso es parte de mi filosofía periodística.

Y hoy…
Desde que estoy trabajando aquí, cada vez que llega ‘doña Juanita Meneses’ (¬¬ … no pregunten) me toma sin provisiones, y con las ganas de ir al baño que te dan después que te tomas una light fría. Cada vez que parto corriendo a comprar a esa farmacia, que es la más cercana, sacó el número, miro en el que van, paso por los pasillos tratando de no llamar la atención de nadie (en especial de los guardias y los químico farmacéuticos varones) las miro durante un rato, hurgando entre tantas para finalmente quedarme con la de siempre, tomó una natural y una seca =S, me acerco a la barra para pagar, dicen los números mientras ruego a Venus que por favor no me atienda un hombre y… me atiende un hombre!!!
La primera vez no me hice mucho problema, era la primera y pasé rápido por la plancha. Pero al mes siguiente, en el que hice el mismo procedimiento, saqué el número, era un número diferente al de la anterior, hice lo mismo, esperé y… me atendió un hombre!!! Pero no cualquier hombre, el mismo de la vez anterior!!! Me preocupé un poco, la tercera vez fui con la esperanza que sería diferente y… me atendió él otra vez, y otra el mes siguiente y otra el subsiguiente y así hasta hoy. Así durante nueve meses, que hoy es el mes nueve. Y como de costumbre, salí corriendo, rogando y prometiendo mandas para que no me atendiera el susodicho. Podía ser mi día de suerte, había mucha gente atendiendo. Cuando entré tomé el número pero primero revisé si estaba él. No lo vi, así que supuse que estaba con día libre y me alivié. Miré el número. Cuarenta y tres. Tomé nuevamente la natural y la seca. Me puse a esperar frente a una señora que del otro lado de la barra miraba con cara de ‘cabrones chingados’ que gritaba ¡cuarenta y dos! Y el cuarenta y dos no aparecía, así que convencida puse a las dos sobre la mesa para que me cobrara, cuando de pronto aparece el cuarenta y dos, y desde el otro extremo de la barra escucho una voz masculina ¡cuarenta y tres!

=O Noooooooooo!!! No puede ser… Me cubro la cara con las manos. Tomo nuevamente a las condenadas y a rastras llego donde él, las pongo sobre la mesa. Sin embargo, él no las mira. Me mira a mí y me sonríe. Yo con cara de bochorno, susurro ‘esto se está haciendo costumbre’.
- ¿Cómo?
- Eeh… nada que… esto se está haciendo costumbre… (Sonrojada)
- Así parece…
- (…)
- Pero cuál es el problema, yo encantado…
- (…) :nerv:
- Espero que para usted no lo sea tampoco… o sí?
- (…) =O
- … porque si no ahí sí habría problemas, ¿verdad?
- (…) :morada: =O
- Aquí tienes linda, cuídate, que estés bien…nos vemos.
- (=O ) ¬¬ chao…

Y corro, corro, corro sin parar hasta salir de la farmacia bajo la mirada cómplice de los guardias.
Cuando salí me reí. ‘Qué nervio, qué atroz…qué raro’
Oigan piénsenlo… es súper raro que siempre me atienda el mismo gallo en una cuestión que es de verdad aleatoria. No creo en el destino… definitivamente, no.

2 Respuestas to “Causalidad Aleatoria”

  1. # Blogger Miss Rydia

    Jajajajaja es típico. Claro que yo compro otra clase de cosas, aunque igual de comprometedoras. Pero, al menos cuando me toca cajero en el supermercado, ya me empecé a acostumbrar.
    Es lindo, por último?
    Jajajaja qué entrete oye te quiero.  

  2. # Blogger Cristóbal H

    Que risa lo de Juanita Meneses, pocos hablan de ella, asi que mis respetos para ti.

    Yo lo sufro con mis compañeras en la U, una en particular nos hace pasar susto...

    Igual me dan un poco de miedo las farmacias, pero es superable.

    Me gusta tu tonalidad ahora...sigue asi!

    Saludos.  

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