Mujercita.


No es un té para tres.

Y ahora mismo me digo y para qué. No es que me lo pregunte, sino que simplemente lo lamento, porque las cosas no son más que palabras. Eso, hermosas y delicadas. Coquetas y ansiosas. Bellísimas palabras, y aunque mías y amadas no son más que palabras. Mis miedos son reales, no aparecen si no fueran un recuerdo de la realidad.
No importa. Yo dije que mi intención era decírtelo, que lo supieras, y aunque tuviera consecuencias indeseadas, igualmente iba a estar feliz. Porque disfruté demasiado cada momento junto a ti. Tendré para siempre el recuerdo de mis manos acariciando
tu rostro, el momento en que mis ojos contemplaban los tuyos cerrados. Y el dormir bajo la cautela de un pequeño firmamento que dejó tu cuerpo en penumbra, mi brazo enredado en tu cuello, para despertar y antes de recordar el primer recuerdo del día: tú, antes de sentir que seguía existiendo, antes de respirar a conciencia, sentir tu piel.
Con eso acabo mis días, con eso mueren mis lágrimas. Y con este aparente adiós mi fe.

Unas veinticinco mil letras escritas y unas treinta caritas con pés y con equis, con paréntesis y eses y muchos paréntesis con eles. Dos doble italiana, dos dinámicas una sin americana, y una turca con queso de chicle. Un buzo y un bolso. Dos canciones en inglés, dos mensajes de texto, unas ocho llamadas de media hora y nueve de segundos. Dos café con leche, un cortado, dos queques de chocolate con trozos de ciruela, un kuchen de manzana y un sándwich de molde blanco con jamón y queso derretido. Tres alfajores robados. Cuatro páginas y media de una carta y dos mails. Es igual a noventa y siete millones quinientos noventa y dos mil cuatrocientos veintidós latidos golpeando mi pecho por ti.
Me estoy muriendo creyendo que lejos de ti va a ser mejor. Pero tampoco vas a estar cerca. Las promesas no son más que palabras, actrices que repiten el guión. Es lo que sería, pero no es. La realidad no tiene esos matices.
Qué dulce recuerdo fugado de mi pasado has sido. Qué fugaz y triste inconclusión de historia.
Es que no es posible. Es que no va a ser. Es que es de aquellas que no se pueden escribir.

Mi historia que no se escribió. Que fue fugaz como mi deseo y egoísmo de quererte para mí, sin ser yo parte en la historia. Los personajes que aparecen después son sólo para alargar la historia y el rol es irrelevante y odioso. Histerizar a la princesa y joder al príncipe. No quiero ser contigo lo que siempre he sido. Hoy me opongo a mí misma. Hoy niego todo. Hoy mentiré con descaro, para sentirme artificialmente feliz.
Para morir de la realidad y vivir de ensueño. En la gota de un recuerdo.

Eso fue lo último que quiso decir cuando terminó de caer la lágrima en la hoja. Ella no pretendía nada. Pero, de alguna manera siempre supo que sería así. Se miró una última vez al espejo y siguió sin ver nada.Y apagó el computador.

2 Respuestas to “No es un té para tres.”

  1. # Blogger Miss Rydia

    No te mueras :(  

  2. # Blogger Calú

    ola feña
    weon
    estudiamos al lao y no t veo nunca
    minimo
    MINIMO q algun dia t aparezcai
    :)
    un abrazo amiga
    ^^  

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